«...y Péguy no ahorró esfuerzos para que el mundo de sus hijos fuese más justo y verdadero que en él que vivió (...) Luchó después para demostrar que los pobres solamente encontrarían su ciudad justa y armoniosa en la ciudad cristiana y abrió una brecha en el muro de separación Iglesia y pueblo» (Un cristiano en rebeldía, 1963).