«Y están los vieneses, Zweig y Werfel, que son extraordinarísimos narradores, al igual que Joseph Roth, aunque entre nosotros eran, cuando yo era estudiante, "literatura de kiosko", entre tres y seis pesetas. Hay que agradecerlo, y felicitarnos de que nos apasionaran más que la literatura oficialmente reconocida entonces. Habría que hacer un monumento a los editores de aquel tiempo» ("El aroma del vaso", 2010).