«Pues no los he leído mucho, pero, en cualquier caso, mucho más a Santa Teresa, desde luego. Es fascinante. Es una escritora de arriba abajo, y sin saberlo. Tiene todos los tics del escritor. San Juan de la Cruz es más intelectual, y complejo, con su escolástica y todo eso. Vitalmente las cosas son al revés: San Juan de la Cruz es la pura simplicidad, la Teresa tiene tres o cuatro cerebros y dos o tres manos izquierdas» ("El aroma del vaso", 2010).