«Endo ha quedado estigmatizado entre nosotros como "escritor católico" y más o menos viene a decirse que es una especie de Graham Greene. Pero no tiene nada que ver. Graham Greene nos habla siempre de asuntos morales; Endo cuenta historias, y, si en ellas está lo religioso por medio es en el plano de la radicalidad y de las situaciones-límite a las que lo religioso da lugar. Kawabata es un fulgor de hermosura siempre y, en especial de las que por estos pagos se llaman "las cosas pequeñas"; y Tanizaki un Balzac. Y, como Endo, de configuración mental y de sensibilidad europeas» ("El aroma del vaso", 2010).