«Flannery O´Connor escribió únicamente soli Deo, como Bach hizo su música, y como pintaba Miguel Ángel; o como escribía poesía Höpkins entre la sospecha de sus superiores de la Compañía y el desprecio de los críticos, porque Él resultaba el único crítico atendible; no la Muerte naturalmente. No tenía ningún respeto a la Muerte esta señorita de la granja Andalusia, que ya había dejado fuera de combate a su Ángel de la Guarda. Y su coraje salvó para nosotros carretadas de vida en sus historias» (Prólogo a Un encuentro tardío con el enemigo, 2006).