Poética

 

Son fragmentarios porque nos devuelven la imagen de nosotros mismos desde una perspectiva algo diferente: la de la parte aspirando al todo. En este sentido, son un desafío para el lector, que puede salir «herido» o «gozoso», pero sobre todo «lúcido» (El narrador y sus historias, 2003).
Ahora bien, si hemos viajado con el autor hasta Mesopotamia y en el camino hemos visto con desolación cómo una cultura, la de la modernidad, ha intentado reconvertir el cuento en relato sentimental o hacerlo apéndice de los Grandes Relatos, la nueva forma del cuento tendrá los rasgos del acontecimiento y, en muchos casos, del acontecimiento chocante, hiriente y doloroso: «Mientras el Gran Relato es repetitivo, el pequeño relato, o relato verdadero, es único e inolvidable; siempre es capaz de hacerse presente y de afectarnos como un hachazo en la cabeza o un desastre (...). O como un milagro».

[GA]

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