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Inéditos

Collages

Los ‘collages' de Jiménez Lozano

Sólo por una muy sabia ironía o por un guiño muy astuto y disimulado puede acaecer que alguien como José Jiménez Lozano -que ha escrito las más bellas y verdaderas páginas sobre las hondonadas del arte y que junto a su amigo Pepe Velicia alumbró aquel magno acontecimiento que fue Las edades del hombre-, se nos haya metido a sus años artista de collages. Una técnica en la que, al decir de Marcel Duchamp, cualquier cosa que elige un artista es sacralizada como "arte", desde una piedra que llama su atención, por ejemplo, a una imagen de una revista.

Pero estos collages de Jiménez Lozano no quieren ser arte, sino algo mucho más subversivo todavía: son los "recortes del cosero" -su almacén de cosas- a los que don José ha echado el lazo en las regiones del alma y con los que, al modo d'orsiano del hombre "que trabaja y que juega", rinde homenaje al gran Joseph Cornell y a otros cómplices y confidentes para deleite y placer de cuantos admiramos la alegría y el sentido que portan todas las cosas, escritas o pegadas, que hace este hombre entrañable.

Aunque, bien mirado, las cosas que cuentan estos collages hablan de él mismo, de la entraña del propio autor, de sus melancolías, del contento que traen los días o del pasmo de las cosas. Esas cosas que han ido anidando en la memoria y que el tiempo no ha sido capaz de disolver porque se alzan en los adentros de uno de modo rotundo y eminencial y que, como el mismo autor confiesa, no son despropósitos, ni mentiras ni surrealismos, sino el mundo de la infancia, el territorio primigenio donde nació y sigue naciendo toda poesía y todo relato, y seguramente toda filosofía.

Aunque otras veces lo que sale de ese distrito del alma, tan dudoso y perdidizo, sea una conmovida turbación o el resplandor de una palabra verdadera, es siempre una palabra que nos trae lluvia, menuda y clara; gotas de lluvia clara que van danzando como cristales de rama en rama.

Jiménez Lozano nos demuestra entonces que no todo está perdido y que, además de hacerle un hijo al barro en tiempo de sábado, como demuestra esta exposición, sabe bajarle los humos a ese Arte mayúsculo y oficial tras el que asoman, principalmente, la mentira y la ideología.

Alejandro Sanz Peinado

(2 de marzo de 2011)

 
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