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Cuentos

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El Atlas de las Cinco Ínsulas (2010)

INSULA SILENTUM MAGNA

«De repente, se desató un aguacero bajo un sol que parecía de doble fulgor por lo menos que el más ardiente sol del verano, y enseguida, mientras ellos buscaban donde guarecerse, dejó de llover, y sus vestidos, que les había parecido que estaban empapados, se secaron súbitamente, y entonces comenzó a alzarse un soberbio arco iris en lo más alto del cielo, que fue descendiendo poco a poco, y ancló uno de sus extremos en la casa flotante, y el otro en la playa, a dos pasos solamente de donde ellos estaban, y se convirtió en una pasarela por la que el monje les invitó a pasar hasta la casa; aunque tuvo que invitarlos repetidamente porque a ellos les parecía, viendo la sutil materia de la que parecía hecha, que no soportaría el peso de los Veinticuatro.

Lo que ocurrió, sin embargo, fue que, cuando al fin estuvieron al otro lado, se percataron de que la casa había desaparecido, aunque un hombre de muy alta estatura, y vestido con una librea de color azul con botones blancos como de nácar, y tocado con un sombrero de color oscuro, llegó entonces conduciendo un carro con seis caballos, uno de los cuales, el primero del tiro, era un unicornio. Paró ante ellos y les aseguró que él era el edecán de Su Sabiduría, el monje sabio y silencioso que ellos habían visto, y que como edecán había sido enviado, para llevarles ante la casa donde el monje estaba, en su lugar natural, que era aquel puntito que se veía en lontananza; lo que no quería decir que la casa estuviese muy lejos, como antes les había parecido a lo mejor que estaba muy cerca, porque éstos eran efectos ópticos debidos al calentamiento (...)»

 

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